Nacido en Juchitán, Oaxaca en 1940, Francisco Toledo desde muy pequeño fue influenciado por el color de la provincia de México quien disfrutaba de los paseos que daba con su abuelo Benjamín, un zapatero de Ixtepec, quien le contaba algunas historias del México Antiguo, lo que hizo volar la imaginación de este genio y quien encontró el apoyo de su padre quien al darse cuenta del talento de su pequeño le regalo las paredes de su casa como lienzo.
Sus primeros grabados los hizo en el taller de Arturo García Bustos, después de pasar sus años mozos en Oaxaca va a la capital del país a tomar clases en el taller de grabado de la Escuela de Diseños y Artesanías. Y era tal su talento que con apenas 19 años expone sus obras tanto en México como en Texas.
Pero su desarrollo no paraba y entre 1960 y 1965 logra una beca en Paris y ahí expone en grandes ciudades como Londres además de la capital Francesa donde ya se lo reconocía como un artista único pues en sus obras encontraban algo muy mítico que no lo tenía nadie más.
Su regreso a México lo convirtió en todo un icono, pues tenía una técnica muy depurada de la pintura, sin embargo su amor por los códices prehispánicos y sus arrebatadas pinceladas contemporáneas lo hace un artista único.
A partir de este momento era común ver alrededor del mundo exposiciones de este gran pintor mexicano, Tokio, Nueva York, Buenos Aires y Oaxaca eran algunas de las ciudades que disfrutaban de su genio.
Lo que realmente se le reconoce a Toledo es su búsqueda por recrear técnicas antiguas, casi prehispánicas y mezclarlas con algunas existentes, pero siempre en una búsqueda de nuevas tendencias.
Toledo a fundado varias instituciones importantísimas para el desarrollo y conservación del arte tanto oaxaqueño como mexicano como el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), que cuenta con el mayor acervo de obra gráfica de creadores internacionales y una completa biblioteca de arte, además de publicar El Alcaraván, una revista imprescindible en el mundo del grabado. Impulso la creación del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), inaugurado en 1992 y ubicado en la denominada Casa de Cortés, el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo y el Museo de los Pintores. También creó un Taller de papel llamado ETLA, en él se trabaja con materiales orgánicos, además de rescatar la tradición del hilado oaxaqueño. Y está al frente la organización PROOAX donde ha recuperado varios ex conventos, en donde ha hecho reuniones en defensa de la gastronomía oaxaqueña. Un gran defensor de las tradiciones milenarias de su estado y de México, además de un gran artista, podemos decir que Francisco Toledo es además de un gran artista un mexicano ejemplo.
