México Lindo y Querido - La leyenda de la fundación de Tenochtitlán

La leyenda de la fundación de Tenochtitlán

Leyendas Aztecas
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Leyendas mexicanas

Leyendas aztecas

Cuenta una hermosa leyenda que, los pobladores de Aztlán, al norte de lo que hoy en día es México, tuvieron que abandonar su hogar en busca de la tierra prometida por los dioses. Se cree que los aztecas cuyo nombre significa los pobladores de Aztlán, comenzaron a emigrar en el Siglo VI (Siglo Seis).

Los futuros Aztecas o Mexicas, formados por pueblos nahuas, por órdenes del dios de la guerra y el sol,  Huitzilopochtli tuvieron que dejar el lugar en el que residían e iniciar una peregrinación hasta encontrar un águila devorando a una serpiente posada sobre un nopal.

Huitzilopochtli les dijo a los mexicas que cuando encontraran al águila sobre el nopal  esa  sería la señal de que habían llegado a la tierra en donde debían de fundar el imperio más poderoso de Mesoamérica.

“Sucedió que estando ellos aquí comenzaron a buscar y mirar si había por aquella parte de la laguna algún sitio acomodado para poblar y fundar su ciudad, porque ya en la tierra no había remedio por estar todo poblado de sus enemigos.

Discurriendo y andando a unas partes y a otras entre los carrizales y espadañas, hallaron un ojo de agua hermosísimo donde vieron cosas maravillosas y de grande admiración, las cuales habían antes pronosticado sus sacerdotes, diciéndolo al pueblo por mandado de su ídolo.

Lo primero que hallaron en aquel manantial fue una sabina blanca muy hermosa al pie de la cual manaba aquella fuente; luego, vieron que todos los sauces que alrededor de sí tenía aquella fuente, eran todos blancos, sin tener una sola hoja verde, y todas las cañas y espadañas de aquel lugar eran blancas, y estando mirando esto con grande atención, comenzaron a salir del agua ranas todas blancas y muy vistosas. Salía esta agua de entre dos peñas tan clara y tan linda que daba gran contento…

Los sacerdotes, acordándose de lo que su dios les había dicho, comenzaron a llorar de gozo y alegría, y hacer grandes extremos de placer, diciendo: –“ya hemos hallado el lugar que nos ha sido prometido; ya hemos visto el consuelo y descanso de este cansado pueblo mexicano; ya no hay más que desear; consolaos, hijos y hermanos, que lo que nos prometió nuestro dios hemos ya hallado; pero callemos, no digamos nada, sino volvamos al lugar donde ahora estamos, donde aguardemos lo que nos mandare nuestro señor Huitzilopochtli”…

El patrono se apareció en sueños a los sacerdotes y les dijo: Id allá a la mañana, que hallaréis la hermosa águila sobre el tunal y alrededor de él veréis mucha cantidad de plumas verdes, azules, coloradas, amarillas y blancas de los galanos pájaros con que esta águila se sustenta, y a este lugar donde hallaréis el tunal con el águila encima, le pongo por nombre Tenuchtitlan”.