México Lindo y Querido - La leyenda del túnel de la Biblioteca Palafoxiana

La leyenda del túnel de la Biblioteca Palafoxiana

Leyendas de Terror de México
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Leyendas mexicanas

Cuenta la leyenda que en los primeros años de la ciudad Puebla, existía una red de túneles que conectaba a las casas más antiguas con la catedral y diversas iglesias del Centro Histórico.

Entre estas redes de comunicación también se encontraba la Biblioteca Palafoxiana. En ese entonces, existía un velador que cuidaba del lugar. El anciano afirmaba que todas las noches, diferentes ruidos se escuchaban en toda la casona por lo que decidió ignorarlos a pesar del miedo que le generaban.

Un día, el primo del velador fue a visitarlo y ambos platicaron durante largas horas hasta que los ruidos interrumpieron su charla. Sorprendido, el joven valiente retó al anciano a investigar el origen de esos “espantos” y juntos fueron a investigar.

Asustados pero con un sentimiento de curiosidad, ambos entraron a la biblioteca pero no vieron nada inusual. Antes de regresar, percibieron algunos estruendos detrás de un mueble y decidieron moverlo. Una enorme sorpresa se dieron cuando encontraron la entrada a un túnel secreto.

Entusiasmados, los hombres bajaron y encontraron una gran cantidad de libros y estantes bajo llave. Al tratar de abrir estos registros, una fuerza sobrenatural se los impidió y no lo intentaron más. Tiempo después se enteraron que estos grandes libros se encontraban custodiados por monjes fantasmas y los ruidos que se escuchaban todos los días, eran sus murmullos y oraciones de los mismos. Al día siguiente, el director de la biblioteca se enteró de lo sucedido y despidió al velador. De inmediato mandó a bloquear la entrada al túnel para que nadie pudiera conocer los secretos que esconde el lugar. No se sabe que es lo que contenían esos libros pero seguramente es un secreto muy grande que pocos o casi nadie pueden conocer.

Los veladores del presente aseguran que aún se pueden escuchar muchos ruidos que provienen de las paredes. Se dice que los monjes fueron encerrados para cuidar esos tesoros por siempre.